martes, 1 de julio de 2008

Odiando... A LOS CONDUCTORES DE AUTOBÚS DE TUZSA

Bien. Son las 2:22 de la mañana y llego a casa. Los paseos nocturnos a Fofó son maravillosos.
Me quito la muñequera, me quito la pulsera de pinchos, me dejo el nomeolvides, me siento y me pongo a escribir. Ando yo superada el día de hoy.
Queridos conductores de autobús de Tuzsa, ha llegado vuestra hora...

Ya no es que me saquen de quicio, es que no merecen ni vivir. Procedamos ordenadamente y por puntos, para que no se pierda ni un solo detalle de la bajeza que encarnan:

Punto 1

Los conductores de autobús de Tuzsa no cumplen ninguna de las normas vigentes en el código de circulación, algo bastante recomendable debido a que su trabajo se basa precisamente en eso: conducir. Pues no, se limitan a ir a toda velocidad por la ciudad de Zaragoza, que si ya es terrible para conducir de por sí (también habría que dedicar otra entrada para los taxistas. Más pequeños pero matones a partes iguales), ellos se limitan a empeorar y entorpecer el tráfico. Son aparatos grandes, que de por sí con su tamaño ya entorpecen un tráfico fluido, y que con sus formas de conducir lo son mucho más. Quién no teme conducir justo al lado de un autobús de Tuzsa, que obvia completamente la existencia de los intermitentes para darte más de una sorpresa si de repente decide cambiar de carril. Si no lo has visto, es tu culpa. Ellos, son conductores de autobús de Tuzsa. Aparte de todo los quiebros son tremendamente brutos.

Por otra parte, cuando cogen alguna recta con semáforos en verde o cuando se sienten más libres pegan unos acelerones que tiembla el misterio. El otro día, estuve con los pies en el aire por unos instantes cuando el conductor de autobús de Tuzsa de la línea 31 tomaba una curva a alta velocidad. Menos mal que estaba bien agarrada a esas barras rojas, que en vez de evitar resbalarte se limitan a hacerte sudar las manos. Otro día, nos hicimos verdadero daño al chocarnos con una señora, debido a un quiebro de esos sin intermitentes.

Punto 2

Los conductores de autobús de Tuzsa no tienen ningún tipo de consideración ni de educación hacia el usuario del autobús de línea. Cuando una señora va corriendo, llena de bolsas de la compra, hacia el autobús, aunque éste esté en perfectas posibilidades de abrir la puerta… Zas! En todas las narices! Le cierra la puerta. Si no pudiera por tener una larga fila de coches detrás y con un semáforo en verde delante, pues pase. Pero si sólo ha avanzado dos metros desde la parada, el semáforo está en rojo y no tienen a nadie detrás porque son las 4 de la tarde y todo el mundo está aun en sus casas… pues que no me digan que no pueden parar. Además de todo esto, cuando tú estás en la puerta suplicante de su apertura, ellos te miran con una cara de “Ja! Haber llegado antes o haber corrido más!” Al menos, que no vayan de serios y profesionales y cumplidores de su deber por no abrirte la puerta, cuando en el resto de deberes que tienen como buenos conductores no los cumplen ni con una pistola en la sien. Si de repente, el conductor de autobús de Tuzsa tiene buen día y decide abrirte la puerta, te mira con cara de estar pensando “Deberías arrodillarte ante mí, ya que te acabo de salvar la vida nena.” Por favor. Si me viniera a buscar a la puerta de mi casa cuando me duermo para ir al trabajo, entonces sí que me estaría salvando la vida. Si ese señor me hiciera el desayuno, me trajera el periódico y luego me llevara al trabajo poniéndome a Marilyn Manson de fondo, entonces sí que le estaría muy agradecida y puede que hasta un día le invitara a tomar café Nespresso en mi casa. (Aprovecho para recomendar que todo el mundo compre esa cafetera). Mientras tanto, no le pienso agradecer que haga su trabajo por el que le pagan. Yo dejo mi dinero en Tuzsa, ellos que ofrezcan un buen servicio de transporte urbano.

El colmo viene cuando el usuario es una persona anciana con dificultad para andar. Entonces sí que empalarías directamente a los conductores de autobús de Tuzsa, para que el dolor fuera lento y prolongado. Los pobres ancianos tienen dificultad para caminar, y cuando quieren darse cuenta Zas! El conductor de autobús de Tuzsa les ha cerrado la puerta en las narices. O también, cuando el pobre anciano ha picado para bajar en la siguiente parada, y como va lento, le cierra la puerta mientras está dejándose la piel en apañárselas para conseguir bajar del autobús, en el que por cierto, no hay ningún tipo de facilidad para personas limitadas físicamente a la hora de bajar o subir de éste.

Punto 3

Los conductores de autobús de Tuzsa, con lo que corren, podrían llegar antes a las paradas. Casualmente esperas al 31, y tarda tres cuartos de hora de reloj en llegar, y tienes que cogerte el 33 con el que tienes que andar quince minutos hasta casa, porque el maldito 31 no llega, y ha dado tiempo a que pasaran dos 32, cinco 33, un 51, un 21 y cuatro puñeteros ExpoBuses de los cojones. Señores conductores de autobús de Tuzsa, si ustedes salieran a la hora que tienen que salir, no habría retrasos ni disconformidad entre los usuarios.

Otra que me pasó fue que como era tarde, el autobús en vez de parar en el final de línea que le correspondía, donde precisamente me bajaba yo, obvió completamente parar donde tenia que parar para irse a la cochera a dejar su autobús e irse para casa. Esto, evidentemente, acelerando hasta la saciedad. Con lo cual yo, que para aquel entonces acababa de llegar a Zaragoza y mi desconocimiento de la urbe era considerable, corrí hasta el conductor a decirle que no había parado donde tenía que parar, a lo que me contestó que no se había percatado de mi presencia en el autobús de Tuzsa, y que me bajara ahí (estábamos, a grandes rasgos, a tomar por el culo de mi casa, ya que con los acelerones y lo que me costó llegar hasta el conductor debido a esos mismos acelerones, habíamos llegado ya bastante lejos). Y no le salió de sus cojones de conductor de autobús de Tuzsa dejarme donde me tenía que dejar porque eso ya era dar mucha vuelta. Con que nada, a las 11 de la noche una mujercilla sola en calles desconocidas y solitarias, tuvo que volver a casa guiándose por las explicaciones telefónicas de su hermana.

Comprenden ustedes ahora mi odio visceral hacia los conductores de autobús de Tuzsa, verdad. Me dejo en el aire bastantes cosas, pero… a grandes rasgos, muy a grandes rasgos, eso es.

Conductores de autobús de Tuzsa, que Satán los acoja en su seno. Mientras, yo intentaré llegar andando a los sitios, que así de paso, hago deporte. Y si es verano, la ropa me hace de sauna y adelgazo aunque no me haga falta.
Que descansen…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no fuera tan "fusilamine" yo, iría insultando a los simpáticos conductores de Tuzsa, pero como aunque odie al ser humano, en el fondo lo adoro (o es al reves? nunca me acuerdo) pues cada vez que subo a un maldito autobús del DEMONIO, digo de TUZSA, saludo con una sonrisa. Prometo que a partir de ahora, en tu honor, le miraré primero la cara a ver si parece merecerlo, es lo más que puedo hacer dentro de mi "fusilaminidad".

Por cierto, que escribe usted muy bien, la veo en breve con un libro.

Besitos desde la habitación de "alau"... que he oido todas las teclas que has pulsado al escribir esta interesante y odiadora disertación!

Anónimo dijo...

HOLA! BUSCANDO INFORMACIÓN DE SADAI HE DADO CON TU BLOG Y ESTA MUY BIEN.

YO TAMBIEN ODIO JA JA

SALUDOS DE PSYCHO