domingo, 20 de julio de 2008

Odiando... "a los góticos ¿os gusta la muerte, verdad?"

Queridos, queridas;
Mi indignación radica hoy en cambio de comportamiento que han tenido diversas personas conmigo desde que visto tan de negro, me pongo cosas raras como cruces y cosas así... Pongamos los puntos sobre las íes y los rabitos sobre las eñes:
Los llamados "góticos" (yo tampoco me denominaría así, pero a grandes rasgos y bajo el entendimiento de la mirada general, vamos a englobar mi perfil estético dentro de esa definición) son, o somos, gente normal. Tanto andamos con las chorradas estas de la tolerancia, la integración y la diversidad, bla bla bla... y la gente te sigue mirando raro por la calle.
Dentro de mis experiencias en el género se encuentran tres sucesos dignos de escritura:
1. El día de Halloween, estabamos mi querida hermana y yo en la calle, esperando a que un colega nos pasara a buscar en su coche. Paró a nuestro lado un coche, del cual se bajó una niña pequeña... que nada más salir me miró y espetó: "Hola, bruja!" tras lo cual su agobiado padre salió corriendo y vino a decirme "Oye, perdona, es que le he contado a mi hija que hoy es el día de Halloween y que salen brujas y cosas así... me ha preguntado si tú eras una bruja y le he contestado que sí. Pero perdona, perdona, perdona... eh... perdona...".
2. Andaba yo a las 8 de la mañana camino de mi escuela, como un día más... un día gris más. Caminábamos únicamente por la calle una madre con un niño pequeño y yo.. el niño pequeño, al verme, salió corriendo y la madre, miróme con odio.
(Hasta aquí parece que sólo los niños me temen... pues con el tercer y último punto de esta enumeración, comprobaremos que no)
3. Montábame yo en el autobús urbano de Tuzsa (sin quedarme más remedio, la distancia que separa mi casa del teatro no me apetecía recorrerla andando. Tuve que, evidentemente, encontrarme con un conductor de autobús de Tuzsa) y sentóme en un asiento junto a una señora de unos cincuentaymuchos años. Dadas las pintas que llevaba (aunque tampoco demasiado exageradas, dentro de lo que suele ser mi vestimenta) y que además, gozaba de un día bastante satisfactorio, saludé a la señora con una sonrisa. "Buenas tardes" le dije al sentarme a su lado. La señora, de mirada cruel y envenenada, me miró con desprecio y... adivinen señoras qué hizo... sí... se levantó y se cambió de sitio! Quedóme yo con cien pares de narices en el sitio, e incluso, con cara de póker.
Bien... esas son las tres más evidentes, pero una se tiene que chupar una de comentarios... A ver, yo no sé como serán los cientos de miles de góticos que habrá en el mundo, pero por lo menos, y hablando desde mi perspectiva:
1. Por ser gótica, no me gusta la muerte. Si me gustara, en todo caso sería asesina, psicópata o con cualquier tipo de desviación mental... pero no gótica.
2. Por ser gótica, no practico rituales satánicos en mi casa todas las noches, sacrificando bebés y corazones de cordero. Eso lo hacen los satánicos.
3. Por ser gótica, no disfruto viendo sufrir. Que alguien me diga que disfruta viendo imágenes de Somalia con niños en los huesos... que no merecerá ni vivir.
4. Por ser gótica, no estoy todo el día triste y deseando morirme. En todo caso, sería suicida o emo, pero gótica no. Concibo la tristeza como base para la creatividad, como única fuente de arte verdadera, como eso que aprovechas cuando te llega voluntaria o involuntariamente. No me gusta que me ocurran desgracias para estar triste. Eso entra dentro de la normalidad, digo yo! Pero en caso de que me ocurran, al menos intento sacar algo de ellas. En vez de centrarme en la tristeza en sí misma, rozando la autocompasión, tomo la doble vertiente de por un lado, aprovechar creativamente mi desgracia, y por otro, sacar un par de cojones de donde no los tengo para afrontarla. No concibo la tristeza como algo estático, sino como algo dinámico que a veces está, y a veces no, sacando provecho de ambas situaciones.
5. Por ser gótica, no intento seguir un patrón para serlo cada día más. Si precisamente llevar una estética alternativa se puede considerar como un acto de rebelión contra lo establecido, ¿qué cojones hacemos siguiendo unas normas para ser de un determinado estilo? Si no quieres ser una persona como las demás, no seas una gótica como las demás.
6. Por ser gótica, no tengo un odio preestablecido hacia la religión católica, ni creo en el poder de Satán ni nada por el estilo. Me considero agnóstica porque me parecería hipócrita denominarme católica si a la hora de la verdad no cumplo ni la mitad de los preceptos que eso conllevaría. No creo en reglas establecidas en ninguna de las áreas de mi vida... y no pienso decir que soy algo que en realidad no soy. La cruz que llevo colgada en mi pecho desde hace determinados meses, está ahí por motivos distintos... es un símbolo de liberación personal, que ya sé yo por qué está.
Concibo el múndo gótico como algo meramente ESTÉTICO Y CREATIVO, nunca como un procedimiento bajo el cual definir mi vida, ni mis actos, ni mi enfoque ante las cosas. Si está tan de moda eso de tolerar... que al menos se aplique a todo. Hablemos de "personas".
Me dejo muchas cosas en el tintero, como siempre, pero a grandes rasgos... esto es. Y sí, me encantan las enumeraciones.
Que descansen...

martes, 15 de julio de 2008

Odiando… [Una fuerte tormenta obliga a suspender el "Monsters of Rock"]

Así se llama el primer artículo que he leído sobre el asunto, que la verdad es que lo describe muy bien (sacado del Heraldo.es). Miren, miren lo que pasó:

“Gafe. Muy gafe. Y aguafiestas. Si hace dos años Deep Purple no pudo tocar en el pabellón Príncipe Felipe porque se inundó, esta vez una tromba de agua y viento obligó a suspender el concierto de este año de la banda británica y a clausurar abruptamente el Monsters of Rock. Y amenazaba seriamente con la celebración, hoy, del Metalway Festival, con Iron Maiden como cabezas de cartel. Acababa de terminar la actuación de Ted Nugent, el rockero sureño estadounidense que había puesto a tono a un público aplanado por los casi 40 grados que estuvieron cayendo a plomo durante todo el día. El ambiente se empezaba a animar y parecía que la noche se iba a quedar perfecta para que, a eso de las 22.00, saltaran los veteranos Purple a hacerse con una audiencia que les habían servido en bandeja.

Cierzo huracanado

Pero, de pronto, unas nubes negras que avanzaban de frente al escenario descargaron con una furia salvaje. En pocos minutos, unas rachas de cierzo huracanado y una lluvia fiera hicieron que los miles de asistentes corrieran a refugiarse en los pabellones de la Feria de Muestras, donde estaba instalado el mercadillo y los puestos de comida rápida. No hubo pánico ni estampidas. De forma ordenada, con buen humor, los miles de heavies convocados se apretaron en el interior, mientras fuera soplaba el vendaval. Un joven no pudo alcanzar el refugio a tiempo. Una parte de la estructura que cubría el control de sonido e iluminación, situado frente al escenario, le cayó encima y tuvo que ser trasladado a un hospital en ambulancia. La Cruz Roja, responsable de la evacuación del herido, no había dado su parte médico al cierre de este periódico. La tromba solo duró quince minutos, tras los cuales el público salió de nuevo esperando que se reanudase el espectáculo. El panorama era desolador: vallas derribadas, carpas rotas, mucho material por el suelo… El escenario había sufrido graves daños y la organización intentó impedir que el público se acercase a él: los focos que iluminaban la escena de frente se habían caído y podían caer más.

Desconcierto inicial


Mientras tanto, los responsables del festival no daba ningún dato. La encargada de prensa no cogía el móvil y nadie respondía a las preguntas, ni de los periodistas, ni de los asistentes. Tampoco se confirmaba ni se desmentía la suspensión total del festival, extremo que no se conoció hasta pasadas las once de la noche. Suspensión. Sin embargo, a eso de las 22.30, Deep Purple ya había abandonado el recinto en su autobús y Twisted Sister se había negado a salir a un escenario prácticamente destrozado, con las carpas rajadas y los equipos electrónicos afectados. Al parecer, una subida de tensión producida durante la tormenta afectó a todo el equipo de sonido y la mesa de mezclas quedó inutilizada. Fuentes de la organización anunciaron, sobre las once de la noche y a través de la megafonía de la Feria de Muestras (la del escenario no funcionaba), que los técnicos tenían previsto trabajar durante toda la noche para arreglar o sustituir los equipos dañados."


En definitiva, eso pasó. Andaba yo con Jorge y sus colegas en el camping, que habiamos ido incluso una noche antes de lo normal a hacer acampada ahí. Todo sea por ver a Deep Purple, grupo que llevo escuchando desde mi más tierna infancia. Todo el día viendo a grupos que vale, estaban genial, pero de los que conocía dos canciones o a lo sumo tres! Con la espalda incluso algo quemada de tanto sol…(recuerden que soy gótica, y que huyo del sol como alma que lleva al diablo, pero ese día hice una excepción y llevé bikini en la parte superior... el calor era imposible...) bebiendo litros y litros de cerveza que no me afectaban etílicamente ni a la de tres… se me iba todo por los poros! En definitiva, esperar todo el día, gastarte 97euros de entrada, para que justo antes se vaya todo a la mierda… Cuando estábamos dentro del pabellón y cesó de llover, un amigo de Jorge que se había quedado en la tienda nos llamó para decirnos que se nos había inundado la tienda de campaña. Cuando pudimos, fuimos para allá y cierto… había charcos, los sacos de dormir estaban calados, los almohadones también… todo. Todo mojado. Gracias a Dios tengo mi piso en Zaragoza, y pudimos ir a dormir ahí… pero la gente que teníamos al lado había venido desde Galicia, gente desde Sevilla, desde Lérida, desde Madrid… desde todos los puntos de España, perdidos, con las tiendas inundadas y sin un lugar donde quedarse… Un cuadro, vamos.
Al día siguiente, a las 11 nos levantamos religiosamente y llamaron a Jorge desde el camping del festival como que… se cancelaba todo! Él sin Iron Maiden y yo sin Deep Purple… ya podemos quedarnos contentos. Joder!
La organización fue pésima. Pésima. Al menos nos devuelven el dinero íntegro de las entradas!

Esta entrada de hoy no es la mejor del mundo, no es mi mejor día para escribir indignaciones pero me pueden las ganas de escribir del tema...

martes, 1 de julio de 2008

Odiando... A LOS CONDUCTORES DE AUTOBÚS DE TUZSA

Bien. Son las 2:22 de la mañana y llego a casa. Los paseos nocturnos a Fofó son maravillosos.
Me quito la muñequera, me quito la pulsera de pinchos, me dejo el nomeolvides, me siento y me pongo a escribir. Ando yo superada el día de hoy.
Queridos conductores de autobús de Tuzsa, ha llegado vuestra hora...

Ya no es que me saquen de quicio, es que no merecen ni vivir. Procedamos ordenadamente y por puntos, para que no se pierda ni un solo detalle de la bajeza que encarnan:

Punto 1

Los conductores de autobús de Tuzsa no cumplen ninguna de las normas vigentes en el código de circulación, algo bastante recomendable debido a que su trabajo se basa precisamente en eso: conducir. Pues no, se limitan a ir a toda velocidad por la ciudad de Zaragoza, que si ya es terrible para conducir de por sí (también habría que dedicar otra entrada para los taxistas. Más pequeños pero matones a partes iguales), ellos se limitan a empeorar y entorpecer el tráfico. Son aparatos grandes, que de por sí con su tamaño ya entorpecen un tráfico fluido, y que con sus formas de conducir lo son mucho más. Quién no teme conducir justo al lado de un autobús de Tuzsa, que obvia completamente la existencia de los intermitentes para darte más de una sorpresa si de repente decide cambiar de carril. Si no lo has visto, es tu culpa. Ellos, son conductores de autobús de Tuzsa. Aparte de todo los quiebros son tremendamente brutos.

Por otra parte, cuando cogen alguna recta con semáforos en verde o cuando se sienten más libres pegan unos acelerones que tiembla el misterio. El otro día, estuve con los pies en el aire por unos instantes cuando el conductor de autobús de Tuzsa de la línea 31 tomaba una curva a alta velocidad. Menos mal que estaba bien agarrada a esas barras rojas, que en vez de evitar resbalarte se limitan a hacerte sudar las manos. Otro día, nos hicimos verdadero daño al chocarnos con una señora, debido a un quiebro de esos sin intermitentes.

Punto 2

Los conductores de autobús de Tuzsa no tienen ningún tipo de consideración ni de educación hacia el usuario del autobús de línea. Cuando una señora va corriendo, llena de bolsas de la compra, hacia el autobús, aunque éste esté en perfectas posibilidades de abrir la puerta… Zas! En todas las narices! Le cierra la puerta. Si no pudiera por tener una larga fila de coches detrás y con un semáforo en verde delante, pues pase. Pero si sólo ha avanzado dos metros desde la parada, el semáforo está en rojo y no tienen a nadie detrás porque son las 4 de la tarde y todo el mundo está aun en sus casas… pues que no me digan que no pueden parar. Además de todo esto, cuando tú estás en la puerta suplicante de su apertura, ellos te miran con una cara de “Ja! Haber llegado antes o haber corrido más!” Al menos, que no vayan de serios y profesionales y cumplidores de su deber por no abrirte la puerta, cuando en el resto de deberes que tienen como buenos conductores no los cumplen ni con una pistola en la sien. Si de repente, el conductor de autobús de Tuzsa tiene buen día y decide abrirte la puerta, te mira con cara de estar pensando “Deberías arrodillarte ante mí, ya que te acabo de salvar la vida nena.” Por favor. Si me viniera a buscar a la puerta de mi casa cuando me duermo para ir al trabajo, entonces sí que me estaría salvando la vida. Si ese señor me hiciera el desayuno, me trajera el periódico y luego me llevara al trabajo poniéndome a Marilyn Manson de fondo, entonces sí que le estaría muy agradecida y puede que hasta un día le invitara a tomar café Nespresso en mi casa. (Aprovecho para recomendar que todo el mundo compre esa cafetera). Mientras tanto, no le pienso agradecer que haga su trabajo por el que le pagan. Yo dejo mi dinero en Tuzsa, ellos que ofrezcan un buen servicio de transporte urbano.

El colmo viene cuando el usuario es una persona anciana con dificultad para andar. Entonces sí que empalarías directamente a los conductores de autobús de Tuzsa, para que el dolor fuera lento y prolongado. Los pobres ancianos tienen dificultad para caminar, y cuando quieren darse cuenta Zas! El conductor de autobús de Tuzsa les ha cerrado la puerta en las narices. O también, cuando el pobre anciano ha picado para bajar en la siguiente parada, y como va lento, le cierra la puerta mientras está dejándose la piel en apañárselas para conseguir bajar del autobús, en el que por cierto, no hay ningún tipo de facilidad para personas limitadas físicamente a la hora de bajar o subir de éste.

Punto 3

Los conductores de autobús de Tuzsa, con lo que corren, podrían llegar antes a las paradas. Casualmente esperas al 31, y tarda tres cuartos de hora de reloj en llegar, y tienes que cogerte el 33 con el que tienes que andar quince minutos hasta casa, porque el maldito 31 no llega, y ha dado tiempo a que pasaran dos 32, cinco 33, un 51, un 21 y cuatro puñeteros ExpoBuses de los cojones. Señores conductores de autobús de Tuzsa, si ustedes salieran a la hora que tienen que salir, no habría retrasos ni disconformidad entre los usuarios.

Otra que me pasó fue que como era tarde, el autobús en vez de parar en el final de línea que le correspondía, donde precisamente me bajaba yo, obvió completamente parar donde tenia que parar para irse a la cochera a dejar su autobús e irse para casa. Esto, evidentemente, acelerando hasta la saciedad. Con lo cual yo, que para aquel entonces acababa de llegar a Zaragoza y mi desconocimiento de la urbe era considerable, corrí hasta el conductor a decirle que no había parado donde tenía que parar, a lo que me contestó que no se había percatado de mi presencia en el autobús de Tuzsa, y que me bajara ahí (estábamos, a grandes rasgos, a tomar por el culo de mi casa, ya que con los acelerones y lo que me costó llegar hasta el conductor debido a esos mismos acelerones, habíamos llegado ya bastante lejos). Y no le salió de sus cojones de conductor de autobús de Tuzsa dejarme donde me tenía que dejar porque eso ya era dar mucha vuelta. Con que nada, a las 11 de la noche una mujercilla sola en calles desconocidas y solitarias, tuvo que volver a casa guiándose por las explicaciones telefónicas de su hermana.

Comprenden ustedes ahora mi odio visceral hacia los conductores de autobús de Tuzsa, verdad. Me dejo en el aire bastantes cosas, pero… a grandes rasgos, muy a grandes rasgos, eso es.

Conductores de autobús de Tuzsa, que Satán los acoja en su seno. Mientras, yo intentaré llegar andando a los sitios, que así de paso, hago deporte. Y si es verano, la ropa me hace de sauna y adelgazo aunque no me haga falta.
Que descansen…